martes, 26 de abril de 2011

No me obstino en tocarte por solo enardecerte...


Mi torbellino donde aprendiste un día caer velozmente como una estrella errante
amor, estrella mía...velozmente

Este día si que es digno de llamarse de altos y bajos. Quizás fue la predisposición la que produjo este sentimiento actual...mejor hubiera sido negar la posibilidad de conversar las cosas, aún más sabiendo que no estoy del todo en mis cabales como para razonar y ser sincera de manera efectiva, diciendo solo lo que se requiere...obviamente dije muchas cosas de más. No entiendo porque tengo una personalidad en que las emociones afloran fácilmente, sin tener que esforzarme, pero algo ha cambiado ahora...es la manera en que lo hago. Hoy exploté porque justamente fue esa persona de gran importancia en mi vida, que nos conocemos hace tanto tiempo atrás la que tuvo que canalizar ese llanto, pero algo ha cambiado...mi manera de expresarlo todo no es la misma. Antes solía gustarme mucho dejar fluir las palabras como una ráfaga a veces innecesaria para quien la oye, pero como terapia para mi. Ya no me puedo expresar asi, me ahogan las palabras negativas, me encauso siempre por la peor gramaticalidad hasta herir los sentimientos de la gente que amo, tal vez por eso he dejado de hablar, tal vez por eso ya habia dejado de escribir, pero en estos momentos sale todo lo que no puedo decirle a nadie, que me duele el alma, tan profundo, tan profundo que mi autoestima se ve gravemente dañada por un conjunto de situaciones y personas que no han sabido valorarme. Es verdad que tengo autoestima de remanente, que siempre esta ahí aguardando, esperando a ser sacada y que por eso no decaigo, porque cuando me miro internamente siento que he cultivado muchas de las características que siempr soñé, entre otras esa liviandad que expreso frente a todos, era uno de mis mayores orgullos. El hecho de no ser como cualquier otra mujer, sin esas fascinaciones estúpidas por parecer tan estructuraditas, por aparentar ser de cierta "clase", esa tontera de la envidia y las problemáticas típicas de la infancia...nunca vi eso entre mis hermanos o entre mis amigos y fue algo que quise cultivar en mi para obtener buenos frutos, para relacionarme con los demás con sinceridad...era parte de mis metas integrar esa parte en mi personalidad. ¿Pero qué ha pasado entonces con esa virtud que creí tener? Sigue ahí, sigo teniendo esa capacidad de ser tolerante ante las bromas, a tomar las cosas con humor, ser capaz de reir...y sin embargo, ¿cómo me han pagado?. La primera frustración al respecto se dio hace un par de meses, fue por culpa de una persona en particular que fue capaz de utilizarme a su antojo y luego desecharme de la misma manera. Que capacidad para dar vuelta las situaciones y aún más, de desmerecer completamente lo que yo habia hecho, de minusvalorar mi opinión de una manera que yo desconocía. Ya nadie me respeta, todos creen que pueden herirme y que no importará por que al final perdonaré sin parecer llena de remordimientos, pero no es así. Me carcome el rencor, me enjuago con el sabor agrio de tanto rumiar las malas experiencias del pasado, asi soy, es parte de mi signo, tal como he aprendido últimamente...porque mucho he conocido de mi gracias a las estrellas.

Al final del día sé que habrá algo bueno, sé que viene ahora...me espera el movimiento en ese piso de madera, espero que de algo sirva a mi interior, a mi tranquilidad...no quiero pensar más en el recuerdo.


jueves, 21 de abril de 2011

Castañuelas


El tintineo mágico de esas manos al aire, con movimiento enérgicos acompasados, un taconeo que llega al centro de la tierra, con la técnica de quien conoce su alma y la interpreta, me provoca una sensación de presión en el pecho y de garganta retorcida. Son mis propios deseos de baile lo que causa esa explosión de sensaciones, son las ganas de elevar mis propias manos hacia el cielo y moverlas como caracolas, a la vez que me planto firme en la tierra y la golpeo con el dolor de todo el pueblo Caló.
Pensar que pude haber realizado este sueño si no hubiera dado paso a la frustración.
Hubiera hecho tantas cosas si tan solo hubiera puesto la mente en blanco y si hubiera sido capaz de revertir esas emociones que siempre tengo a flor de piel, a punto de estallar...si tan solo hubiera sabido lo que significaba la paciencia. Ahora me arrepiento tanto de no haber aprovechado las oportunidades que tuve en ese tiempo, cuando me invitaron a retomar la danza. ¿Porqué me habré frutrado tanto? Me acostumbré tanto a ser el centro de mesa, a bailar sola, a ser tomada como ejemplo y ¿en qué terminé?: en nada. Al final nutrir el ego de esa forma, alimentarlo y cuidarlo como a un niño no sirvió de nada, porque nunca me enseñaron lo que era la frustración y aprenderlo sola y a porrazos es mucho más difícil y aún más cuando ya se esta avanzada en edad. Asi fue, asi aprendí que no iba a ser la más importante en todo, lo aprendí con la danza, en el liceo, en la U ahora y en la vida en general.


Ahora que vuelvo a taconear y a elevar las manos al viento, a sentir el ritmo en las palmas claras, aprovecho cada tropiezo para volver a levantarme, aunque ya no sea ejemplo para nadie, ni el centro de atención, sigo bailando y sonrio a un público que no existe, o quizás son miles de yo mirando y juzgando, criticándome como siempre lo hago, solo para obtener cada vez mejores resultados, para crecer. Por eso al llegar a la casa pongo la música fuerte, oigo las castañuelas y las guitarras y bailo mirando a la oscuridad de este espacio, gozando de la música, del moviemiento, de la vibra que implica expresarse de esta forma, sacar a flote un corazón con destino claro: ¡ser feliz!