martes, 31 de mayo de 2011

Corriente de la conciencia


En algún momento el horizonte se volvió acuarela. Las metas fijadas y alimentadas por años dentro de las almas se fue volviendo un cobertizo sucio, desordenado, donde los demás pensamientos con suerte se albergaban bajo las alfombras. Cuando entre el caos emergió esa idea nueva, espeluznante, pero por lo mismo tan atractiva, no me atreví a decir que no, a pesar de esos objetivos planteados durante todo un proceso de vida. Fui capaz de borronear el último intento, desecharlo fue tan fácil que recordar ese momento me da escalofríos...fue posible abandonarse ante un yo primitivo hace tiempo aprisionado, no por un tercero, sino por una fuerza cósmica que me mantuvo en orden, con la tranquilidad de un monje, con un equilibrio anhelado tanto tiempo y transformado en un nuevo caos, insisto, ¡Con tanta facilidad!
Y por eso ahora no debería quejarme ante la respuesta, igual a mi cavernícola, al final es lo mismo...solo que en la respuesta el cosmos jugó en mi contra y transformó la ira en un amor aparentemente celestial. Quien sabe si son solo apariencias...
Yo tampoco estoy segura de cuanto en mí sea verdad...cuanto he creado a partir de la soledad y la necesidad , cuanto ha sido impulso o cuanto ha sido sinceridad de un yo íntegro, si es que existe, lo cual llevaría a dudar más de la veracidad de mi actuar.

Al empezar a escribir no pensé que me pondría a divagar sobre ese pasado que creí adorar y respetar como un santuario, era otra la mayor preocupación del día de hoy, sin embargo al recordar esa figura, ese rostro con insolencia e incluso indiferencia, esa imagen de película que quedó grabado en mi mente como un cuadro sin título, emergen, sin querer a mi mente las palabras que rondan cada noche al analizar la madera de mi techo.

Evoco una imagen, como corriente de la conciencia, lo digo, sin preocuparme de la línea metodológica como en tantos estúpidos trabajos que no llegan a nada...se trata de un árbol, de brazos abarcando el cielo, pies conquistando tierras, labios carnosos y dulces besando el viento que acarrea un crujir cremoso, provocando un murmullo repetitivo en mis oídos a pesar de estar lejos, a pesar de no estar inserta en esta imagen, a pesar de no estar viéndola...a pesar de que no exista siquiera. Si tan solo el olor a tierra húmeda no fuera tan real...si tan solo la textura de las hojas no naciera de la yema de mis dedos.

Quiero dejar de necesitar la aprobación ajena, dejar de ser una geisha al servicio del otro, deseo ser como esa gente fuerte que se preocupa por cosas verdaderamente importantes, como la vida de un ser humano, como el bienestar de un ser querido, no por trivialidades como las que me quitan el sueño actualmente, viviendo en esa pradera llena de prejuicios, donde ese árbol solo representa las ganas de insertarme en esa sociedad que impone modas, reglas de convivencia, no solo para establecerse en una comunidad pacífica, sino para subyugar y determinar rangos, definir con lujos quien es realmente aceptado y quienes no. Estoy harta!! Quiero empezar de cero, volver a nacer y tener metas que no impliquen la aceptación de un tercero, que siempre es alguien a quien ni siquiera le importa si mañana le hago un favor o no, si lloro después de sus delicados comentarios o no...simplemente es mi mente la retorcida que cree que la otra persona necesita de mi. Ya estoy cansada de la eterna ridiculización a la cual me someten y a la que antes me sometía por libre elección sin medir las consecuencias, por parecer relajada, por intentar serlo. Pero no funcionó...al fin esta emergiendo mi verdadero yo, que quiere ser bien tratado, que no requiere de la ridiculización para sentirse aceptada, sino de una aprobación personal que aún no llega, pero espero este en camino.
Quiero dejar de necesitar esa sonrisa, ese aplauso, esa aprobación!! La única que debe sentirse conforme con su actuar, debiera ser yo misma.
Debe ser mi tarea, debo lograrlo!!


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